Peleas: Cualquier motivo es bueno y normalmente nosotras; las mujeres tenemos una especie de "Regla Universal" al pelear: Iniciamos con indirectas, miradas cargadas de odio y sonrisas sarcásticas.
Cuando el motivo en sí de la pelea explota empezamos a discutir de papas y siempre terminamos con camotes. Nos acordamos desde el día en que lo conocimos; vamos haciendo un recorrido por todos sus ancestros y acabamos con sus futuras generaciones, ya en el climax de la pelea hay llanto, gritos, ajos, cebollas y todos los condimentos que podamos encontrar en el camino. Terminamos cansadas, sin voz y heridas en nuestro orgullo, arrepentidas de haber dicho más de la cuenta y molestas por que algo se nos olvidó mencionar.